Pasear por la playa, bañarse, bucear, hacer trekking o comer en un chiringuito son algunos de los placeres que el verano nos trae; pero este cambio de rutinas conlleva ciertos riesgos para la salud bucodental.
Cuidado con el sarro del nadador; pasar mucho tiempo en una piscina, sobre todo en verano, puede ocasionar la aparición de más sarro.
Por ejemplo, el hecho de pasar mucho tiempo en la piscina puede tener para nuestra boca un riesgo, y es que el cloro puede manchar e incluso debilitar el esmalte. También a las personas que con frecuencia practican natación en piscinas se les acumula mayor cantidad de sarro o placa dental.
¿Cómo se produce la enferemedad?
El pH de la saliva está normalmente en un valor, entre 6,5 y 7, mientras que el pH del agua de la piscina está entre 7,2 y 7,6. Esto provoca que las proteínas de la saliva se descompongan rápidamente y se creen depósitos en los dientes de los deportistas. Estos se adhieren formando la placa bacteriana, que al mineralizarse se convierte en sarro. El sarro puede manchar los dientes dándoles un tono marrón o amarillento. Si éste se acumula y no se elimina puede dar lugar a enfermedades periodontales graves.
Ojo con la barodontalgia.
Otra actividad que se practica en verano es el buceo y, en menor medida, el snorkeling. Esta práctica puede producir el síndrome de la boca del buzo, provocado por el cambio
de presión de aire. Un riesgo que aumenta en quienes tienen importantes caries, empastes, encías inflamadas o infectadas. Si llevas dentadura postiza y buceas, consulta lo antes posible a tu dentista para que verifique que está bien ajustada y evitar disgustos.
Trekking o montañismo.
Si vas a hacer trekking de largas travesías, intenta lavarte al menos por la noche los dientes. En tu mochila recuerda llevar un neceser con la pasta de dientes y un cepillo, e intenta limpiarte los dientes después de comer en tu ruta. Si no es posible, por la noche en el refugio o en un vivac límpialos lo mejor posible.
Deportes de contacto.
Y si en verano uno opta por los deportes de contacto, entonces utiliza un protector bucal. Imagina lo que sería si de pronto por un golpe uno perdiera sus dientes delanteros. Reír, hablar, comer,… todos esos hábitos podrían modificarse de golpe. Saber prevenir lesiones en la boca es fundamental. Los protectores amortiguan los golpes en la cara, minimizando el riesgo de dientes rotos, heridas en la lengua, labios, cara o mandíbula. No sólo el baloncesto, balonmano, futbol, hockey,… sino deportes como la gimnasia o el patinaje requieren el uso de los protectores bucales.
Si practicas deporte, también tienes que cuidar tu alimentación.